Playa de Baracoa, junio 14 de 1960

Sr. Ventura Luis

Mi vida, te saludo en el nombre del Señor y es mi deseo te sientas bien, yo bien, gracias a Dios.

Sólo unas líneas para que una vez más puedas comprender el amor tan grande que siente mi alma por ti.

Cuando llegó la máquina de la campaña yo me estaba bañando y me dijo Agusta: “Ahí está la campaña” y me alegré, pero dudaba que tú vinieras; y en verdad fue así; lo he sentido bastante, pues ya siento deseos de verte. Cada día que pasa te quiero más y más, y aunque cuando estoy delante de ti no puedo decírtelo, Dios sabe que te quiero mucho, como quizás tú no te imaginas.

El domingo, cuando salimos, me fui con deseos de llorar; yo no sé si tú me lo notaste, pero yo lo sentía, y cuando tú estabas en la llave cogiendo agua para lavar, quise hacer muchas cosas, pero sin poder hacer ninguna, pues si por mí hubiera sido me hubiera quedado para lavarte toda la ropa para que no pasarás trabajo. Tú creerás que no, pero todas las cosas tuyas, es decir, los trabajos que tú pasas, yo los sufro. Siento muchos deseos de estar contigo para demostrarte con mis hechos que te amo de veras. Quiero que me perdones si no te he tratado con más cariño en la conferencia, no vayas a pensar que era porque quería, sino por el miedo a que me regañaran. Perdona mis pocas atenciones, pues yo reconozco que te mereces todo lo mejor, pero es que no estaba en mi alcance hacerlo. Escríbeme pronto, pues tus cartas me consuelan mucho.

No te puedo decir para dónde voy, si para San José o sí nos quedamos aquí, el apóstol no ha dicho nada; vamos a ver cómo son todas las cosas después. Yo quiero que tú vengas, si Dios quiere, cuando vayamos para México, y aunque tú no vayas conmigo (aunque sea me consuelo en decirte adiós desde el avión o barco) me puedes escribir aquí, pues si vamos para otro lugar, de todas formas me la envían.

Saluda a todos en mi nombre. Y aquí ¿qué más podré decirte? Muchas cosas más quiero, pero... con palabras sólo no se hace nada. Recibe mi cariño que no puedo expresarlo con palabras. Tu novia que te desea,

Ev. Lucía González